Santos Ramírez (de camisa blanca en la foto), ex senador de la república y ex presidente de Yacimientos Petrolíferos Bolivianos (la estatal más importante para la economía del país), vulneró la confianza del presidente y de todos los que eligieron éste gobierno.
No resistió a la corrupción que el poder excita.
La justicia hizo su parte. En hora buena.
Por cinco delitos de los que se le acusa, Ramírez tendrá que defenderse desde la cárcel de San Pedro y puede pegar la pena máxima de ocho años de detención: Conducta antieconómica, uno a seis años de reclusión; uso indebido de influencias, dos a ocho años; contratos lesivos al Estado, uno a cinco años; incumplimiento de deberes, un mes a dos años, y cohecho pasivo, dos a seis años.
Me llama la atención el hecho de que la oposición y su brazo económico, no estén aprovechando la oportunidad para “acabar” con el gobierno de Evo Morales.
Casi todos fueron parte de anteriores gobiernos.
Creo que muchos, en vez de hacer fiesta con la “metida de pata” del otrora tercer hombre fuerte del MAS (Movimiento al Socialismo) están preocupados y con miedo.
No olvidemos que la nueva Constitución Política del Estado (CPE) dice que la investigación para los casos de corrupción, es retroactiva.
Si los fiscales actúan con la misma rapidez y dedicación con que lo hicieron en el caso Ramírez, me temo que faltará espacio en las cárceles públicas del país.
Crédito foto: La Prensa
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